sábado, enero 21, 2006

RESERVOIR DOGS (1992) CRITICA DE CINE



TEMA:
Unos atracadores profesionales que han fallado en su golpe se van reuniendo en un almacen. Allí, mientras uno de ellos se desangra, los que van llegando intentan saber quién les delató. El relato, hace continuas vueltas atrás, para que vayamos viendo cómo fue la organización del golpe (un hombre mayor, Joe, va reuniendo a una banda para asaltar un negocio de diamantes, luego les entrena y les bautiza con nombres de colores: Sr Blanco, Sr Rosa, Sr Naranja..) y la huida de algunos de los personajes. El atraco no se ve.

CRÍTICA:
Esta es ya una película de culto y lo fue casi desde su nacimiento, aunque entonces yo no la vi. Me dijo Coco: tú haces bien, al principio de la película sale un tío que se está desangrando porque le han pegado un tiro en el vientre y no se muere hasta el final. Es cierto. Y hay, además, y es cosa muy famosa, una escena en la que un bello psicópata tortura a un policía, le raja la cara y le corta la oreja con una navaja barbera, le rocía de gasolina para quemarlo vivo a ritmo de su programa de radio preferido. Supongo que el culto se debe a su extrema violencia y a la peculiaridad temporal de la narración, que avanza de un modo espiral, dando vueltas hacia atrás y volviendo luego hacia adelante.

Empecemos por el segundo punto: dice Raquel que las vueltas atrás no le aportan nada a la acción que se desarrolla en el interior del almacén. Y creo que tiene razón y en ese sentido es-to es teatro filmado. Así que ese prodigio narrativo es innecesario.

Vayamos al principio: el suspense de los personajes y el suspense de la narración son esencialmente contemporáneos y tramposos. Se basan sencillamente en que nos metemos en la sala con un montón de descerebrados, incluyendo a Tarantino, capaces de cualquier violencia gratuita y, claro, estamos acojonados pensando en qué momento se va a desatar esa violencia y contra quién (contra el pobre policía, representante, amordazado y torturado del público en la sala, no menos amordazado y torturado). Si se admite el discurso, se admite el resultado. Pero el discurso es demasiado fácil, como el de aquella onda teatral que consistía en que los actores no actuaban, se limitaban a meterse con el público para abochornarle.

A no ser que lo que se pretenda sea una crítica social de la pasividad de las clases medias ante la situación de la justicia social (desangrante) y del reparto de las bofetadas del sistema. Y no lo digo de coña. No le oí ni a Leguina, ni a De Prada, ni a Garci, ni a ese otro atontao que creo que es crítico del ABC decir nada de interés y menos por esta línea.

Pero para mi hay un hecho en el relato que tiene verdadero interés en ese erial de análisis psicológico que es Reservoir dogs (psicópatas que tiran, todo tieso, con sus psicopatías, sin más matices) la masacre final se desencadena por un compromiso especial que contraen el Sr Blanco (Harvey Keitel) y el Sr naranja (no se el nombre del actor, el policía infiltrado que se desangra durante toda la película) y ese compromiso tiene su origen en una confesión: El Sr Blanco, ante la agonía del otro, le dice quién es: le dice su nombre. En medio del anonimato desvinculante, quien conoce mi nombre tiene mi solidaridad: lo otro son relaciones tribales o negocios.


PD. Nacionalidad norteamericana. Intérpretes: Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen.
Al fin la logré ver entera la noche de reyes de 1998.

viernes, enero 20, 2006

PULP FICTION (1994) CRITICA DE CINE


TEMA:
Algunos empleados, la mujer y un reciente socio de Marcelus Wallace son los protagonistas de esta historia. Incluso el propio Marcelus tiene un papelito. Como es un mafioso, sus empleados son asesinos a sueldo que se cargan a cuatro adolescentes que no cumplieron el contrato, su mujer es una cocainómana que se equivoca con la dosis y su socio un boxeador que debería dejarse ganar. El propio Marcelus tiene como afición la taxidermia humana.

CRÍTICA:
Parece una historia lineal y es un relato espiral: la acción vuelve a pasar por el principio para cambiar de dirección.

Parece la historia más inmoral del mundo y está llena de casuística teórica y de justicia: los asesinos discuten interminablemente sobre la calificación moral del acto de masajear los pies a una mujer casada y, al fin, las decisiones responsables les dirigen a un final feliz como en cualquier película de Walt Disney: el asesino negro decide dejar su oficio y libra de la muerte que finalmente sólo le llegará a Travolta. El boxeador, en lugar de huir de la orgía sadomasoquista volverá a liberar a Marcelus y se garantizará así una dulce vejez.

Aparentemente, es una banal historieta de mafiosos y es en realidad una crítica mordaz a esta sociedad: individuos que hacen el mal sin planteárselo, mientras discuten sobre asuntos de ninguna importancia. Más crítico que el Godard del 68 y mucho más divertido.

Sorprende el relato, en el que el orden de la acción y de la palabra se ven continuamente interrumpidos en lo que debería ser su desarrollo lógico para volverse a convertir después en simples y predecibles aunque ya atemorizados por la posible irrupción de lo desconocido. La divertida escena del asesinato en el coche en la cual a Travolta se le dispara accidentalmente la pistola en medio de la conversación, convirtiendo el coche en un zumo de sesos. Al final todo se resuelve con agua y jabón. La escena de la sobredosis de la mujer de Marcelus, resuelta con una inyección al fin y al cabo. Se vuelve al orden a través de un meandro absurdo.

Sorprende la puesta en escena. La importancia de la música, la fotografía densa, el empleo de planos medios y cortos, del contrapicado. Sorprende también un montaje muy ágil, en el cual parece que la violencia siempre se va a ver y al fin se esconde convertida en la reacción ante la violencia, normalmente tan indiferente que da risa. Se resuelve de un modo tan banal la tensión que hace gracia.

Es la hija graciosa de TERCIOPELO AZUL. David Lynch inició, en lo que yo se, esta forma de entender la película de misterio: la amenaza impredecible. Desde entonces el terror no es conocido. Hay que verlo. En el cine de un mundo conservador se puede reconstruir el horror por sus huellas o se puede suponer desde su amenaza: el comportamiento de un mundo conservador es predecible. En el cine actual, desde Lynch, el horror no se entiende si no se ve: nadie podría suponer que en una tienda de electrodomésticos de un callejón hay un club sadomasoquista en el que un policia y el dueño guardan a un loco vestido de cuero negro en un baul, para torturar en su presencia a los incautos que se dejen caer por allá. Cada vez que se cierra una puerta se crea un misterio absoluto.



PD. La vi el 23 de febrero de 1995 en el Real Cinema de Oviedo. Todo, incluyendo el siguiente comentario, es de entonces. Tardas un rato en llegar hasta los títulos de crédito por la cantidad de premios que ya le han dado. El más importante, la Palma de oro en Cannes. Yo no he visto Reservoir dogs. Me dijeron que era muy sanguinolienta.

miércoles, enero 18, 2006

KING KONG (2005) CRITICA DE CINE


En King Kong dicen que tratan el tema de la bella y la bestia. En mi opinión no es verdad. Parece que hablan de la bella y la bestia. King Kong habla sobre el mundo del espectáculo. Sería, en el tema, una película en la línea de All that jazz, el viaje a ninguna parte o, incluso, para seguir con películas que no tienen nada que ver con King Kong, la rosa púrpura del Cairo. En cualquier caso, decir que se habla de un tema y hablar de otro es una idea muy del espectáculo.

Para comprender mi interpretación sólo hace falta darse cuenta de que King Kong, el gorila, es el público. King Kong somos nosotros. A nosotros nos buscan, a nosotros nos engatusan con una rubia guapa y a nosotros nos liquidan independientemente de la sinceridad de nuestros sentimientos imposibles. Nosotros somos los que estamos solos, somos sentimentales (nos van los atardeceres) y nosotros somos los que disfrutamos cuando nos hacen gracias.

Lo demás es obvio: la actriz es la actriz, el guionista es el guionista, el director es el director, los marineros son los distribuidores, los dinosaurios y los murciélagos, por supuesto, los productores, y los aviones de guerra americanos, la industria cinematográfica americana.